La Casa Consistorial

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Edificio construido aproximadamente en el siglo XVI, situado en las proximidades de la iglesia. Sigue las mismas pautas constructivas de las casas solariegas que flanquean la calle Mayor y, como el resto de las casas consistoriales de las zonas pirenaica y prepirenaica de Aragón, se caracteriza por una sobriedad extrema y un estricto apego a las necesidades funcionales.

Su portada, descentrada y cubierta por un arco de dovelas de piedra, da acceso a un zaguán rectangular sin iluminación natural en su estado actual. A este zaguán se abren tres dependencias en planta baja: una, a la izquierda, dando a una estancia que podría haber sido la cárcel – a juzgar por su única ventana enrejada – y dos al fondo, de proporciones cuadradas y grandes dimensiones, lo que llevó a disponer en cada uno de ellos una pilastra central para partir la luz de las vigas de cubrición. La pilastra correspondiente a la estancia más oriental, en planta baja, está formada por un interesante pilar de proporciones macizas y planta circular con un capitel dórico mientras que en la planta alta se corresponde con una columna con fuste monolítico liso y capitel abulvado bajo una zapata para apoyo de la viga. En la estancia occidental, seguramente añadida al núcleo originario del Ayuntamiento, el pilar es una simple pieza de sillería de planta cuadrada

Hasta la construcción del edificio de las escuelas – entre las calles del Portal y del Centro -, a partir de 1934, el edificio consistorial albergaba simultáneamente las dependencias municipales, los almacenes y graneros comunales del pueblo y la escuela; con la misma distribución hoy conservada, en la planta baja se encontraban el zaguán, la cárcel y los dos grandes espacios de las crujías interiores, destinados a almacenes; en la alta, las crujías interiores eran las ocupadas por las dependencias propiamente municipales, mientras que la delantera, en la zona ubicada sobre el zaguán y abierta a la fachada mediante una ventana, se encontraba la escuela.

Como el resto de las casas consistoriales de las zonas pirenaica y prepirenaica de Aragón, la de Ruesta se presenta con un volumen mucho más macizo y cerrado, que las más conocidas del valle del Ebro o la provincia de Teruel, construida totalmente en piedra, sin lonja, galería en la planta superior ni profusión de vanos exteriores – en la fachada a la calle Mayor, que es fachada norte, sólo existen, además de la puerta, una ventana en planta baja, correspondiente a la cárcel, y otra en la alta; descentrada con respecto a la entrada -. No se encuentra tampoco la preocupación por la, simetría o la proporción como la que caracterizó a buena parte de los ayuntamientos aragoneses del siglo XVI, sino una limitación de los recursos a la estricta satisfacción de los requisitos funcionales y constructivos, con plena sujeción a los condicionantes climáticos y una sobriedad extrema, al menos en lo estrictamente arquitectónico.